martes, 17 de noviembre de 2009

Un merecido, aunque inapropiado, ajuste de cuentas

Se dice del hombre que es el animal racional, el que tiene la capacidad de no actuar únicamente por impulsos, pensando y valorando cada una de sus decisiones; pero cuando entramos en el campo de las emociones todo eso pierde su significado. Nos volvemos impulsivos, puros depredadores, buscando saciar nuestro ánimo de venganza, tal y como hizo Lisbeth Salander con Nils Bjurman.

Después de ser dos veces forzada a mantener relaciones sexuales por su tutor, Lisbeth decidió ajustar las cuentas a su manera con éste; después de electrocutarlo, le tatuó en el abdomen "soy un sádico cerdo, un hijo de puta y un violador". Sin duda, conociendo el carácter de Salander podemos comprender perfectamente esa venganza. Se trata de una chica muy desconfiada con los demás, que en ese caso necesitaba sentir el placer de arreglarlo todo por su cuenta, pagarle a su tutor con la misma moneda, antes de esperar que las autoridades castigaran como es debido a Nils Bjurman. Prueba de ello es que aún y tener muestras del esperma del tutor, ella prefiere no denunciarlo y devolverle la jugarreta.

Comprendo perfectamente la reacción de Lisbeth Salander, incluso puedo llegar a decir que Bjurman se merecía ese castigo; pero no por eso defiendo y apoyo una venganza de tal calibre; si todos nos tomáramos la justicia por nuestra cuenta viviríamos un mundo reinado por el caos, donde cada uno intentaría ajustar las cuentas con sus enemigos. Para situaciones como las que nos presenta Larsson, hay un sistema jurídico que es el que debe encargarse de gestionar estos problemas y tratar de resolverlos. En este sentido creo que lo más adecuado hubiera sido que Salander acudiera a un juzgado para denunciar la violación de su tutor y esperar la sentencia del tribunal.

Es por esto que creo que el fin no justifica los medios. Vamos a cambiar el caso de Lisbeth Salander y su tutor por el escalofriante y lamentable 11-S. ¿Las más de tres mil víctimas mortales de este atroz atentado justifican los muertos en Oriente Medio, en manos de los soldados norteamericanos?, ¿hay que matar también a más de tres mil personas para compensar lo que hizo Al-Qaeda en Nueva York y Washington el 11 de septiembre del 2001? Si lo ponemos todo en la misma balanza, queda claro que hay que dejar actuar a la justicia para contribuir aún más a que el mundo sea un caos. Pagar con la misma moneda no parece una solución a largo plazo.

Roger Cornet

No hay comentarios:

Publicar un comentario