miércoles, 20 de enero de 2010

La verdad, ¿la solución de todos los problemas?

¿La verdad es la solución entre la libertad y la justicia?, ¿la verdad es lo que nos resolverá nuestras dudas y delimitará lo 'bueno' y lo 'malo'?,... Primero de todo, ¿la verdad existe? No. O por lo menos, no la verdad absoluta, si se quiere decir de otra manera. A menudo, hay gente que se llena la boca defendiendo que la verdad tiene que imponerse delante de cualquier cosa, que la verdad será lo que delimite lo que podemos y no podemos hacer en este mundo; pero, lo más interesante sería preguntar, ¿qué es la verdad? La verdad es un concepto absoluto, algo que no tiene discusión, un término perfecto; precisamente una cualidad que no forma parte del ADN humano. En esta ocasión, el tópico: "nadie es perfecto" nos va al dedillo, porque nadie es, ni hace nada, perfecto; por lo tanto debemos olvidarnos de alcanzar algún día la 'verdad', puesto que es algo que no pertenece a este mundo de seres imperfectos. Para ello deberíamos ser un juez divino, que pudiéramos decidir si algo es verdad o es mentira, si es bueno o malo, pero como somos hombres y mujeres, no lo podemos hacer. Es obvio que todos tenemos un punto de vista, condicionado por el contexto dónde nos encontremos, la posición social que tengamos, etc, y que este punto de vista es decisivo a la hora de hacernos ver una cosa de una u otra forma. Para mi es 'verdad' que el Barça juega bien, pero por otro, que no le gustará el fútbol, o no le entusiasmará la manera de jugar de este equipo, considerará que no es 'verdad' que el Barça juegue bien al fútbol. Para decirlo de otra forma, todos nuestros juicios serán subjetivos, algo incompatible con la imparcialidad y objetividad de la verdad. Por lo tanto, desengañémonos, es imposible que como sujetos la alcancemos.

La (supuesta) verdad suele ir de la mano de la justicia y la libertad, presentándose como la solución entre las dos últimas. Según lo que he dicho antes, la verdad actuaría de justicia divina que delimitaría nuestras libertades, pero ya hemos visto, que como somos sujetos, nunca podremos atesorar la cualidad de juzgar objetivamente, por lo tanto tenemos que descartar a la verdad como la solución entre justicia y libertad. Para poner un ejemplo, vamos a imaginarnos que un vándalo nos ataca y nosotros, para defendernos le damos un golpe y lo matamos sin querer. Entonces, ¿es verdad que lo hemos asesinado?, ¿o nos hemos defendido?, ¿teníamos intención de hacer lo que hicimos?, o en todo caso, ¿quién juzgará nuestra intención?, si es que es posible juzgar la intención…

En mi opinión todo depende de cómo lo miremos, y cada uno tendrá una versión completamente legítima, por lo tanto es imposible alcanzar una verdad objetiva y absoluta que actúe como solución entre la justicia y la libertad.

Roger Cornet

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